domingo, 29 de julio de 2012

La otra parte de mí...

Aún era difícil acostumbrarse a aquella sensación de inseguridad,temor, dolor y lo que era peor, aquél sentimiento tan vacío como su corazón.Pero claro, qué clase de alma fragmentada podía descansar cuando aún le faltaba una mitad vagando por la tierra...
Ninguna.
Seguía vagando por el Lago de la Luna, bañándose en el reflejo de la luna llena. No había nada que pudiera hacer. De pronto sintió una vorágine de sensaciones...algo le pasaba a su cuerpo condenado a no morir. De pronto sintió vértigo y vio millones de estrellas fugaces alrededor. Su alma fragmentada voló a toda velocidad desde diferentes partes del averno y se encontraron en la nada. De pronto, las brumas se apartaron...supo que tenía otra visión, supo que las dos partes de su alma se reclamaban.

¿Sería aquella la última vez?

Se veía desde fuera combatiendo a bordo de un navío de línea en llamas. Su otra mitad, la odiosa mitad de Harold, estaba combatiendo a Marina Oliván, su...¿sobrina? Dios...¿cómo era posible que nunca hubiera sabido de la existencia de tal regalo del cielo? No era hija suya, pero era hija de Beatriz, y eso le hacía amarla hasta la muerte, pues era un regalo de vida de la mujer de la que siempre estaría enamorado...incluso desde el más allá. El navío zozobraba, pero los guerreros combatían roperas en mano. Su otra parte combatía con maldad por culpa de la Runa de Odio, mientras que Marina luchaba con poco estilo pero con gallardía y experiencia, empuñando una mirada de piedad en sus ojos. Era esa mirada la que había hecho que viajara hasta allí, su alma reclamaba su otra mitad...y allí estaba, consumido por el odio. Estaba destrozando vilmente a Marina sobre la escalera del castillo de popa.

-¡Pataleas como mi hermano, como una sucia nena!-gritaba Harold con odio- ¡¿Acaso no te queda nada de valor en tí?!

-Pues siempre ha sido mejor que tú, como pataleabas tú entonces...- respondió Marina destrozada por los golpes.

Ante la respuesta el demonio interior de Harold se revolvió, bombeando ira con un grito exaltado y le rompió la nariz a la espadachina. Marina se libró de su presa y llevó el combate a la superficie del barco entre las llamas, mientras todos los mares se iban a pique.

-Tú eres mi último obstáculo, Marina- dijo su cuerpo ásperamente, su espíritu intentó penetrar en Harold, pero aún había mucho odio en él.

-Pero soy un obstáculo.

-Una vez temate... no habrá nada que me detenga.

-¿Sabéis que en realidad estáis muerto?
Él paró en seco en mitad de la cruel batalla, expectante.

-No sabéis nada sobre vuestra maldición, sobre esa cosa que tenéis en el ojo y que devora vuestro corazón...

Él la estampó contra el mástil de la vela mayor con furia.

-¡¿Que no sé de mi maldición?!- gritó sarcástico por encima del griterío del baño de sangre.

-Lo sabéis porquelo sentís. ¿Pero os han dicho por qué?

-¿De qué estáis hablando?

- No entendéis nada, verdad?

- Claro que sé de mi maldición.

- ¿Qué sabéis?

- No puedo sentir nada...

- Nada bueno-interrumpió la castellana.

- No. La comida sabe a ceniza, no puedo disfrutar de ningún placer, no puedo morir...

-¡No! vuestra alma está rota en dos.

La Runa de Odio se activó y la parte malvada de Harold apretó el cuello de Marina,ahogando sus advertencias en un gorgoteo.

-No quiero escuchar ninguna de tus mentiras...no tenéis ni idea de lo que he sufrido. No tenéis ni idea de mi maldición. El Gran Maestre me librará de ella cuando cumpla con mi cometido...tú, morirás... y yo seré libre.

La otra mitad de su alma observaba la escena, en espera de calmar ese odio que tanto hacía sufrir su cuerpo condenado.

-Eltanin solo piensa que vuestro cometido aquí es morir, así que vuestra maldición nunca va aser liberada.

-Eltanin no tiene nada que ver con todo esto...

-¡Eltanin es elputo Gran Maestre!

-El Gran Maestre es la única persona que me ha ayudado.

-No. Te rescató de la muerte. Bueno..."rescatado". ¿Habéis pasado por el Lago de laLuna y habéis hablado con vuestro otro...yo?

El otro yo de Harold se encontraba allí... su cuerpo se tambaleó ante la tremebunda revelación de Marina. Comenzó a vomitar una bilis negra y amarga, estaba expulsando parte de su mal. De pronto, sabía que podría volver a su cuerpo.

El cuerpo deHarold se tambaleó, por una vez en mucho tiempo...con su alma completa.

-¡Marina!-gritó un Harold desconocido, suplicante y reconciliado.

La Runa demoníaca comenzó a activarse para lo que fue creada y, con exalación dolorosa, expulsó el alma de Harold de su cuerpo unavez más. Eltanin lo había planeado bien, tenía a un descendiente de los Hijos de la Mar sirviéndole, prácticamente inmortal...aunque para comprar su lealtad antes debía acabar con su sentido de la justicia, con su bondad y con sus sentimientos; por ello le convenía retener su gran odio, pero expulsar su parte honorable.

-¡¡TE ODIO!!- gritó el demonio desde su interior con una furia reavivada con el fuego de los siete infiernos.

El combate se reanudó con un combate feroz alrededor de un maremoto donde se veía la isla hundida de los Syrneth. Harold movía su hoja de forma casi imperceptible y letal, a lo que Marina no sabía cómo actuar. De pronto Marina lanzó un fondo entre las estocadas de Harold. Trabaron acero y sus rostros se juntaron en una mueca de odio y en otra de piedad. El mar, por actuación de las piedras de las lágrimas de Calypso se hundió dejando ver la Atlántida y haciendo que el Finisterra prácticamente se tumbara parcialmente de lado. Harold perdió el equilibrio y cayó por la borda. Marina lo sujetó en el último segundo sobre un abismo insondable.

-¡¿Porqué haces esto?! ¡Suéltame!

-¡No !No quiero que muráis...

-Yo no puedo morir- rió él de forma insana.

-¡Capitana,los montaigneres se retiran! ¡Los seguimos!-interrumpieron los piratas de latripulación del Finisterra.

-¡Esperaos coño!

Los piratas ayudaron a subir al letal espadachín a bordo, a pesar de lo peligroso que resultaba tenerlo allí. Lo tumbaron en el suelo, pero no hacía más que gritarle a Marina, como si la considerara una amenaza:

- ¡Apártate de mi!

Sin previo aviso el Finisterra entró en la espiral del 7º Mar y fue descendiendo de forma veloz y devastadora. Las velas se rasgaban, la quilla reventaba y toda la tripulaciónse atenía a lo que podía para no salir volando por la ventolera del poder las lágrimasde Calypso.
La bondad deHarold seguía observando...sentía que cada vez estaba más cerca de su otramitad gracias a la acción de Marina. Sentía que podía tocar su alma...
Entonces pasó lo impensable. En mitad del todo el desastre, muerte y caos...Marina apareció de la nada y abrazó a Harold por la espalda. Él se lamentaba y negaba con la cabeza.

-Beatriz no os perdonaría esto. No fuisteis peor que nadie...simplemente nadie supo reconoceros. Y Eltanin no os está dando ningunaposibilidad. Sí, Eltanin es el Gran Maestre, quien empezó todo esto, quien provocó vuestro exilio...así conseguiría el Grial. Esa bestia, la de las cinco cabezas que habla el mapa, necesita esas piezas que tú buscas.
El demonio surgió de dentro de Harold con una voz de ultratumba.

- ¡NO LE DIGAS ESO! ¡¡¿Qué quieres?!! ¡¿Poder?! ¡Yo te lo puedo otorgar! Déjalo..
-No quiero poder...

-¡HAROLD ES MÍO!

-¡NO! Es mío...y es mi familia.

Marina le quitó el parche con delicadeza y él pudo volver a ver el mundo con sus ojos. Los ojos del maldito estaban en blanco...no había rastro de la runa demoníaca, pero su corazón agonizaba.

-Marina... hazlo. Ahora sí...soy libre.

El barco se inclinó hacia adelante y cayó hacia la ciudad hundida de la cuna de la civilización de los Syrneth. Las velas se rasgaban, todo caía, la quilla reventaba y el barco dejó de girar en el torbellino para caer a toda velocidad. Marina hizo acopio para no caer y clavar el puñal en el corazón de Harold. Él tomó la mano de ella y apretó la daga hasta morir.

-Por fin...he sido liberado de mi odio. Thomas, perdóname.

La sangre corrió y todo fue oscuro para Harold. Reconoció el lugar donde estaba. Estaba en el limbo, entre la vida y la muerte. El lugar donde su alma fragmentada se encontraría para por fin descansar en paz. No esperaba sobrevivir a encontrarse consigo mismo...nadie sobrevivía de una puñalada en el corazón. A menos que ocurriera un milagro. Harold se encontró consigo mismo, frente a frente.

-¡¿Quién eres tú?!-gritó el alma de odio de Harold recién liberado.

La otra parte de Harold, desde el claro de Luna, tocó su hombro.

-Soy tú, Harold...la parte de ti que has olvidado.

-No... yo no he olvidado nada. ¡Son los demás los que siempre se han olvidado de mi!

Su otra parte sonrió y habló con ternura. Entonces comenzó la verdadera batalla de Harold...que su alma se uniera. La luz de su corazón debía aplacar la oscuridad de su legendario odio...hasta convertirse en la luz gris que siempre había sido.

-Yo soy el olvido y el odio que sentía hacia Thomas-dijo la envidia

-Yo soy la admiración que sentías por tu gemelo, al que nunca le harías daño-respondió la hermandad.

-¡Yo soy el rechazo eterno de la mujer que siempre he amado!-dijo la tristeza.

-Yo soy el amor de Beatriz, a la que nunca le pondrías una mano encima.- respondió el amor.

-¡Soy el asesinato de mi padre ante mis ojos!- reprendió la culpa.

-Soy la sonrisa de tu padre jugando en los campos de Carleon- respondió la inocencia.

-Soy el desprecio de todo el mundo- gritó el rencor.

-Soy el aprecio de tus verdaderos amigos- suavizó la amistad.

-Soyla hija que nunca acunaré entre mis brazos...- susurró los sueños rotos.

-Soy Marina, la hija de tu amor verdadero, la que te ha liberado- respondió el perdón.

Y entonces...el alma de Harold se recompuso y pudo morir... en paz.

"Soy el amor de Beatriz, soy la sonrisa de mi padre, soy Marina, por la que me dejaría eternamente perdonar, soy mi odio hacia las injusticias... por fin he alcanzado la paz. Por fin tengo la mitad por la que tanto he vagado y me han manipulado. Por fin... soy Harold."

Y entonces ocurrió el milagro.

Harold despertó en la cubierta de un barco. Estaba vivo...¡cómo era posible! Lo único que le podía haber salvado era haber pactado con demonio. ¿Quién iba a pagar semejante cosa por él?

-¿Está Harold despierto?- preguntó una voz femenina, era Marina.

-No, no... aún debe estar recuperándose- respondió el cirujano Kristen, de la tripulación del Finisterra.

Harold cerró los ojos y fingió estar dormido. Una lágrima corrió por su rostro maduro. No quería estar despierto en este momento. Esto era quizás lo más difícil que tenía que hacer en su vida. Era la mayor batalla que tenía que librar...conseguir poder mirar a los ojos a la mujer que tanto daño había hecho y que le había perdonado una y otra vez. Porque ella siempre ha creído ciegamente en su bondad.

"Aúnno estoy preparado...", pensó cerrando los ojos y fingiendo estar inconsciente. Algún día...conseguiré reparar todo el daño que te he hecho...Marina. Lo juro."

Cadenas por corona

Los grilletes se cerraron sobre las muñecas de Leandro Vázquez de Gallegos. El Alguacil cerró las esposas duramente y apretando con malicia,...