jueves, 15 de marzo de 2012

Héroes y Villanos (III)

Vamos con otra serie de tres héroes o villanos. En esta ocasión otros tres villanos por petición expresa de la jugadora, que demandaba un pequeño resumen sobre un pnj concreto. En fin, aquí va el resumen con los datos y rumores que más o menos conoce el mundo y Marina Oliván:


Christiano Ulberti llega al mundo como primogénito de los Ulberti, familia protegida por los Villanova. Los Ulberti han apostado fuerte desde hace mucho tiempo por servir a la familia del Príncipe Mercader Giovanni Villanova y éste recompensa bien a los que le sirven.
Aunque mayormente el patriarca de los Ulberti le sirve a los Villanova como banqueros en auge, se puede decir que tienen ambición por cuenta propia, ya que Numerius Ulberti ha conseguido colocar a sus hijos en posiciones elevadas, tanto en el trono Papal como títulos nobiliarios a considerar.
Como ya había dicho, Christiano Ulberti nace como primogénito de los Ulberti, siendo el primero de tres hermanos (hermanastros). Su madre se dice que falleció durante el parto y fue educado por un padre que entrena a sus hijos para ser piezas que lleven a la gloria su nombre. Tuvo una rica educación, pero le faltó algo imprescindible en la vida de toda persona, el amor de una madre. Numerius Ulberti consideraba una ventaja la ausencia de una madre porque eso solo ablandaría a sus hijos. Él necesitaba endurecerlos para sus grandes ambiciones.
A sus 13 años su padre ya le obligó a entrar en un monasterio como monaguillo y a los 16 lo metió en el seminario monástico. Christiano resultó ser un alumno infame, inquieto y distraído para los sacerdotes, convirtiéndose en una leyenda negra para la paz del monasterio. No prestaba atención y se escapaba continuamente del monasterio, donde le encontraban siempre en el jardín donde veía a las muchachas del convento vecino recibir lecciones de catequesis. Algo muy curioso que destacaba sus maestros sobre Christiano era que mostraba una inmensa e inocente curiosidad hacia las niñas. Una vez incluso fue castigado a cilicio porque encontraron un retrato a carboncillo de una muchacha joven que sonreía de una forma misteriosamente inocente. Los sacerdotes lo interpretaron como lascivia, pero lo cierto es que aquel dibujo era inocente.

A pesar de no salir nada bien del seminario, consiguió el hábito de sacerdocio. No lo deseaba, pero era mejor que acabar en el negocio banquero de los Villanova, así que se esforzó lo mínimo para seguir adelante. A sus 19 años comprendió que su padre apostaba fuerte por él, descubrió que movía influencias y compraba amistades que le acabaron colocando como Obispo. Con otro pequeño empujón su padre convenció a Giovanni Villanova que podría llegar incluso al Papado con sus influencias, así que el Príncipe Mercader movió hilos para conseguir que acabara entrando (con mucho esfuerzo) en el colegio cardenalicio. Giovanni había visto cómo se movía Ulberti, era ambicioso y tenía talento, acababa de colocar a su hija Paola como Conttesa di Veronia, así que apostó fuerte por el primogénito de los Ulberti. Christiano, a sus 24 años ya era cardenal.

Pero Christiano no llevaba una vida ejemplar de sacerdocio. Seguía teniendo una fija obsesión por las mujeres, y no en el mal sentido. Las observaba de lejos, las cuidaba y las trataba como si fueran algo...divino. Su padre creyó que la ausencia de una madre endurecería a sus vástagos, pero con Christiano resultó formar una fascinación por lo femenino que extrañaba y asustaba. Llegó una época en la que no era difícil encontrar a mujeres en su alcoba, tratadas a cuerpo de reina. Se acostaba con ellas, pero las amaba a todas por igual...y lo más importante, él recibía el calor de una mujer. Pero sus vicios acabó por tirarle en una espiral que le hizo sentirse amorosamente vacío...ninguna mujer captaba su atención demasiado tiempo. Eso le hacía sentirse hueco y desesperado. Ninguna mujer conseguía encandilarle del todo, ninguna ha conseguido hacer que se sintiera vivo. Sin embargo, no desaprovecha una ocasión para sentirse "amado". Sería fácil verle con una mujer de vida "alegre", pero nunca le verías alzando su mano contra una.

Finalmente su padre consiguió colocarle como Papa. En parte gracias a las influencias de su hermanastra, la Conttesa Paola Ulberti; de los Villanova y sus sobornos, y de la frustración de los movimientos de los rivales de los Ulberti por Marina Oliván (aunque ella realmente buscaba que Ricardo de Barcino no saliera Papa, colaboró con los Ulberti por pura coincidencia)

Ahora su nombre es Alexandros III a la sorprendente edad de 26 años, alarmante para un puesto que es para toda la vida. Por ello, todos los que no fueron sobornados por los Ulberti, son enemigos del Papa, lo que incluye a la mitad del colegio cardenalicio, que no piensan esperar décadas a que fallezca por causas naturales.


(luego amplío con Paola y Constanzio, que están en el borrador sin acabar)

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